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Sábado, 29 de junio de 2019

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santos Pedro y Pablo


Hechos 12:1-11
2 Timoteo 4:6-8, 17-18
Salmos 34:2-9
Mateo 16:13-19

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construir la iglesia

"Mientras Pedro estaba bajo custodia en la prisión, la Iglesia no cesaba de orar a Dios por él" (Hechos 12:5).

Dado que Jesús es Dios y es Cabeza de la Iglesia, esta es invencible. Por ejemplo, Pedro, el líder de los líderes de la Iglesia primitiva, fue liberado milagrosamente "de la pena de muerte" poco antes de que el rey Herodes planeara ejecutarlo. Pablo, el gran misionero de la Iglesia primitiva, testificó: "Así fui librado de la boca del león. El Señor me librará de todo mal y me preservará hasta que entre en Su Reino celestial" (2 Tim 4:17-18). Nosotros, también, como miembros de la Iglesia, "obtenemos una amplia victoria, gracias a Aquel que nos amó" (Rom 8:37). Las puertas del infierno no pueden prevalecer contra la Iglesia (Mt 16:18).

No obstante, el Señor permite que Su Iglesia sea perseguida. Él incluso permite que los miembros de Su Iglesia sean martirizados. Contrariamente a las apariencias, esto no significa que Su Iglesia sea derrotada y no sea invencible. Más bien, significa que la Iglesia está siguiendo los pasos de su Cabeza crucificada. "Esta doctrina es digna de fe: si hemos muerto con Él, viviremos con Él. Si somos constantes reinaremos con Él" (2 Tim 2:11-12).

Por lo tanto, regocíjense de que el Señor los ha elegido para ser un miembro de Su Cuerpo, la Iglesia invencible y perseguida. Ame a la Iglesia (Ef 5:25). Con alegría y humildemente sométase a la autoridad de la Iglesia (ver Heb 13:17). Invite a tantas personas como sea posible a entregarse a Jesús y entrar a Su Iglesia. Tome su parte en la Iglesia y construya la Iglesia.

Oración:  Padre, como Jesús, doy mi vida por la Iglesia (Ef 5:25).

Promesa:  "Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos" (2 Tim 4:17).

Alabanza:  San Pablo tuvo que corregir fraternalmente a san Pedro. Este acto fraternal ayudó a sanar la división entre judíos y gentiles (ver Gál 2:11-21).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018

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