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Jueves, 13 de junio de 2013

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san Antonio de Padua


2Corintios 3:15, 4:1, 3-6
Salmos 85: 9-14
Mateo 5:20-26

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su carga es ligera(mateo 11:30)

"Nosotros, en cambio, con el rostro descubierto, reflejamos, como en un espejo, la gloria del Señor, y somos transfigurados a su propia imagen con un esplendor cada vez más glorioso, por la acción del Señor, que es Espíritu…" (2Corintios 3:18).

La palabra bíblica "gloria" puede traducirse como "peso", por ejemplo, una cubierta lo suficientemente pesada como para ser sentida. Los israelitas cantaban del Señor: "al Señor, que se ha cubierto de gloria" (Ex 15:1ss).

Asoleándonos en la gloria del Señor y adorándolo "con el rostro descubierto", por ejemplo, en adoración eucarística, nos estamos revistiendo de la luz de Dios (2Co 3:18; 4:6). Nos cubre el peso de la luz de la gloria de Dios, como a Moisés (Ex 33:11; 34:29ss). En este sentido, podemos decir que su carga es liviana; es decir, es luz que proviene del rostro de Dios.

Jesús dice, "ustedes son la luz del mundo" (Mt 5:14). Él brilla en tu corazón para que "resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios, reflejada en el rostro de Cristo" (2Co 4:6). Recuerden cuando todos fueron "llenos del Espíritu Santo" (Hch. 2:4) y cómo los presentes se dieron cuenta del amor Dios que irradiaba a todos. La gente se sintió atraída por la luz de Cristo que brillaba en sus caras (Is 60:3). Ustedes fueron una "lámpara, que arde y resplandece por Jesús (Jn 5:35). Sin embargo, para muchos, mantenerse "encendidos" se volvió una carga muy pesada y decidieron buscar alivio fuera de Jesús. Dejaron enfriar el amor que tenían al principio (Ap 2:4); evitando encontrarse con aquellos que se les acercaban con la esperanza de ver la luz de Cristo que brillaba a través de ustedes.

¿Esto te describe? ¿Has puesto su luz bajo un cajón? (Mt 5:15). Ven a Jesús (Mt 11:28). ¡Él te ama! Él te refrescara, porque su carga es ligera, esto es, la luz de gloria que proviene de su rostro es una ligera carga para llevar (Mt 11:29-30).

Oración:  Jesús, que seas el Señor de mi rostro. Enciende mi vida.

Promesa:  "El Señor es el Espíritu y donde está el Espíritu del Señor, allí está la libertad" (2Co 3:17).

Alabanza:  San Antonio vivía dispuesto a predicar en cualquier momento.

Referencia:  (Esta enseñanza es presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de marzo de 2013

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