tránsito de misa
"Moisés y Aarón realizaron todos estos prodigios delante del Faraón; pero el Señor le había endurecido el corazón, y él no dejó partir de su país a los israelitas" (Éxodo 11:10).
Después de cientos de años de esclavitud y nueve plagas, los israelitas fueron inmediatamente liberados de la esclavitud por la última plaga que culminó en la Pascua. La Pascua fue el final más grandioso de las obras más increíbles de Dios hasta ese momento.
La Misa es la nueva Pascua (ver Lc 22:15). Al final del asombroso ministerio público de Jesús, justo antes de ser arrestado y crucificado, Jesús tuvo la Última Cena, la primera Misa. Jesús tuvo la segunda Misa al final del día de Su Resurrección (Lc 24:29ss). La Misa, como la nueva Pascua, es el final más grandioso de las obras más grandes de Dios.
Algunos de nosotros hemos hecho largos viajes. Estamos tan cerca de ser sanados o liberados. Para cruzar la línea de meta, para finalmente abrirnos paso, necesitamos la Misa. Diez plagas no pueden sacarnos de la esclavitud, pero diez plagas más la Pascua cambian el mundo. Varios milagros y gracias pueden no necesariamente llevarnos "a la cima", pero los milagros más el efecto de la Misa es más de lo que podríamos pedir o imaginar (ver Ef 3:20).
No te quedes sin los mejores planes de Dios para ti. Asiste a Misa. Vive la Misa. Centra tu vida en la Misa.
Oración: Padre, envía al Espíritu Santo para que me enseñe sobre el lugar y el poder de la Misa.
Promesa: "Este será para ustedes un día memorable y deberán solemnizarlo con una fiesta en honor del Señor. Lo celebrarán a lo largo de las generaciones como una institución perpetua" (Éx 12:14).
Alabanza: Luisa brincaba de iglesia en iglesia y ahora comulga todos los días.
Rescripto: †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018
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