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Sábado, 13 de julio de 2019

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san Enrique


Génesis 49:29-32; 50:15-26
Salmos 105:1-4, 6-7
Mateo 10:24-33

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Reflexiones Similares

esperando 600 años

"Luego les dio esta orden: 'Yo estoy a punto de ir a reunirme con los míos. Entiérrenme junto con mis padres, en la caverna que está en el campo de Efrón, el hitita, en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en la tierra de Canaán, el campo que Abraham compró a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar. Allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y allí también sepulté a Lía" (Génesis 49:29-31).

Abraham esperó unos cincuenta años para entrar en la tierra prometida. Llegó allí "sobre el cadáver" de su esposa, mientras compraba un campo en la tierra prometida para su entierro (ver Gn 23:4ss). Él también fue enterrado allí. A su muerte, apenas tuvo un punto de apoyo en la tierra prometida. Probablemente esperaba más.

Isaac y Jacob debieron haber esperado hacerse cargo de la tierra prometida. Pero ellos no hicieron algo mejor que Abraham. Incluso José, Moisés y Aarón no entraron a la tierra prometida. El pueblo elegido esperó alrededor de seiscientos años para que Josué los condujera a la tierra prometida

En el nuevo pacto, tenemos a Jesús, Joshua, el nuevo Josué, que nos ha dado la vida eterna, que es mucho mejor que la tierra prometida. La espera ha terminado. ¡El Mesías ha venido! Él nos ha salvado, y nos hemos convertido en personas que comparten la naturaleza divina (2 Pe 1:4) y los hijos de Dios. Literalmente tenemos a Dios dentro de nosotros, y también estamos en Él (Jn 17:23). Incluso podemos recibir el Cuerpo y la Sangre, el alma y la divinidad de Jesús. Hemos recibido mucho más de lo que nadie puede pedir o imaginar (Ef 3:20). Debido a la asombrosa gracia de nuestro ser en Cristo, somos más grandes que Abraham, Isaac, Jacob, José, Moisés, Aarón y todos los que estuvieron antes de Jesús (Mt 11:11). Estemos, pues, eternamente agradecidos con Jesús.

Oración:  Padre, en acción de gracias que yo pueda contar a todos las Buenas Nuevas de la vida en Jesús.

Promesa:  "Al que Me reconozca abiertamente ante los hombres, Yo los reconoceré ante Mi Padre que está en el cielo. Pero yo renegaré ante Mi Padre que está en el cielo de aquel que reniegue de Mí ante los hombres" (Mt 10:32-33).

Alabanza:  San Enrique promovió tanto la renovación de la Iglesia como el alcance misionero.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 12 de diciembre de 2018

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