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Domingo, 9 de diciembre de 2018

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2do domingo de Adviento


Baruc 5:1-9
Filipenses 1:4-6, 8-11
Salmos 126:1-6
Lucas 3:1-6

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¿atascado?

"Porque Dios dispuso que sean aplanadas las altas montañas y las colinas seculares, y que se rellenen los valles hasta nivelar la tierra, para que Israel camine seguro bajo la gloria de Dios" (Baruc 5:7).

Caminamos por una senda a nuestra morada en el cielo que durará milenios. Esta senda presenta el obstáculo de ser un terreno áspero, sinuoso y escarpado (Lc 3:5; véase también Mt 7:14). El obstáculo mayor al que nos enfrentamos son posiblemente esas colinas y valles seculares (Bar 5:7). Los "valles seculares" son ya demasiado profundos, y las pendientes muy inclinadas, como que es casi imposible avanzar hacia arriba o hacia abajo por esas cuestas. En muchos casos, escalar montaña arriba es tan peligroso que supone un riesgo para la vida misma.

Espiritualmente hablando esos valles y colinas seculares no son sino casuísticas, oposiciones y pretensiones orgullosas que se yerguen en contra de Jesús (ver 2 Co 10:4-5). "Los valles y colinas seculares" también pueden representar hábitos pecaminosos muy arraigados en nuestra vida (ver Col 3:7).

Para poder rellenar esos valles de pecados y así ser capaces de continuar nuestra jornada a casa, debemos arrepentirnos, negarnos a nosotros mismos y abandonar nuestra vida de pecado (Lc 9:23-24). Cuando nos acercamos al sacramento de la reconciliación, dejamos que el Señor nos quite, piel tras piel, las capas que ocultan los pecados, y esos valles que suponían un obstáculo casi insuperable, por la obra de la gracia, serán rellenados hasta desaparecer milagrosamente.

Apresúrate a hacer una buena confesión este adviento, para que los barrancos traicioneros y los desfiladeros de tu vida se allanen. Y vuelve a casa.

Oración:  Padre, que nuestro amor "crezca cada vez más en el conocimiento y en la plena comprensión a fin de que puedan discernir lo que es mejor" y que nosotros "seamos encontrados puros e irreprochables en el Día de Cristo (Fil 1:9-10).

Promesa:  "Llenos del fruto de justicia que proviene de Jesucristo, para la gloria y alabanza de Dios" (Fil 1:11).

Alabanza:  ¡Jesús ha resucitado y viene pronto! ¡Aleluya! ¡Ven, Señor Jesús!

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 1 de junio de 2018

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