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Jueves, 4 de octubre de 2018

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san Francisco de Asís


Job 19:21-27
Salmos 27:7-9, 13-14
Lucas 10:1-12

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un milagro: ¡trabajadores!

"La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha" (Lc 10:2).

Job fue uno de los trabajadores más fieles del Señor. El Señor le permitió a Satanás llevarse casi todas las riquezas de Job, matar a sus diez hijos y darle a Job una enfermedad dolorosa que amenazó su vida (ver Jb 1:12ss). Incluso si el Señor le dio a Job el doble de lo que había perdido (Jb 42:10), ¡no es extraño que los obreros del Señor sean pocos! (Lc 10:2)

El Señor envía a Sus obreros "como ovejas en medio de lobos" (Lc 10:3). Él les dice que no lleven nada con ellos y que vivan momento a momento confiando en Él para todo (Lc 10:4). ¡No es de extrañar que los obreros del Señor sean pocos!

El Señor crucificado nos prometió que nosotros, Sus discípulos y colaboradores (1 Co 3:9), seríamos perseguidos tal como Él fue perseguido (Jn 15:20; 2 Tim 3:12; Mt 5:11). En estas condiciones, no es de extrañar que pocos estén dispuestos a trabajar.

Ahora Jesús nos pide a cada uno de nosotros que trabajemos para Él. Él nos recompensará con la felicidad eterna en el cielo (ver 2 Tim 4:8), pero no pone demasiado énfasis en eso. Él principalmente habla sobre la cruz. Esto asegura que cada uno de nosotros decida trabajar para Jesús por amor a Él. Un milagro: ¡trabajadores para Su cosecha!

Oración:  Padre, que el amor me impulse a trabajar para Ti (ver 2 Co 5:14).

Promesa:  "Yo creo que contemplaré la bondad del Señor en la tierra de los vivientes. Espera al Señor y sé fuerte, ten valor y espera en el Señor" (Sal 27:13-14).

Alabanza:  El objetivo de San Francisco en la guerra era orar celosamente por la conversión del enemigo, ignorar las amenazas sobre su vida y proclamar el evangelio personalmente al líder enemigo.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de mayo de 2018

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