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Domingo, 16 de julio de 2017

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15o domingo de T. Ordinario


Isaías 55:10-11
Romanos 8:18-23
Salmos 65:10-14
Mateo 13:1-23

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siembra la palabra constantemente

"El sembrador salió a sembrar" (Mateo 13:3).

¿Con qué frecuencia has oído un pasaje de la Escritura veinte veces y en la veintiunava vez lo oyes, el Espíritu Santo hace que el pasaje finalmente "salte de la página"? Recibes una profunda y nueva comprensión del significado del pasaje. La Palabra de Dios cobra vida para ti.

El Espíritu Santo hace este trabajo en nosotros. El Espíritu también está trabajando de igual manera en el corazón de otros. Por eso, debemos sembrar constantemente la Palabra de Dios (Mt 13:4). La Palabra que sembramos podría ser la veintiunava vez que el Espíritu Santo requiere para tocar el corazón de una persona. Nuestra siembra podría ser esa jugosa carnada que el Señor utiliza para finalmente atrapar un alma hambrienta en la que ha estado trabajando por años (ver Lc 5:4). Nuestra evangelización podría ser la semilla que el año próximo produzca una cosecha de treinta, sesenta o cien veces (Mt 13:8).

Un granjero sembrando semilla no puede ver qué hay debajo del suelo. Un pescador no puede ver usualmente lo que está debajo de la superficie del agua, aunque algunas veces pueda tener una visión. Cuando evangelizamos para Jesús, si nos dejamos llevar por lo que vemos en la superficie, podríamos juzgar mal y decidir no lanzar el anzuelo o plantar una semilla. Podríamos perder una buena pesca o una cosecha fructífera, incluso en un lugar improbable, si no tratamos de evangelizar.

Dios esparce la semilla y el agua por todas partes en las lecturas de hoy. Dios nunca deja de sembrar y Él siempre obtiene resultados (Is 55:11). El Señor no se deja llevar por lo que está en la superficie (ver 1 Sm 16:7). Nosotros debemos hacer lo mismo, y sembrar la Palabra de Dios en todos los lugares, aún en aquellos en los que el éxito parece improbable.

Oración:  Padre, sembraré tu Palabra en todo tiempo, sea conveniente o inconveniente (2 Tim 4:2).

Promesa:  "Yo considero que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria futura que se revelará en nosotros" (Rom 8:18).

Alabanza:  ¡Alabado seas, Jesús resucitado! Tú eres "el Camino, la Verdad, y la Vida (Jn 14:6). ¡Aleluya!

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.

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