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Martes, 20 de junio de 2017

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2 Corintios 8:1-9
Salmos 146:2, 5-9
Mateo 5:43-48

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¿dar o no dar?

"Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que fueron probadas, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en tesoros de generosidad" (2 Corintios 8:2).

Dios da. El Padre y el Hijo constante y eternamente se dan el Uno al Otro y Su Don es el Espíritu Santo. Dios siempre nos está dando Su vida con todo el amor y poder. Esto se llama gracia. Dios nos dio Su Sí mismo cuando él dio Su Hijo para que muriera en la Cruz por nosotros. Jesús, Dios mismo, continúa dando Su Cuerpo y Su Sangre en la Sagrada comunión. El Padre mediante el Hijo nos da el Espíritu Santo, que da gracias especiales llamadas carismas. Dios da constante, eterna y perfectamente a todos, aun y sobre todo a Sus enemigos (ver Mt 5:44-45).

Somos llamados a dar como Dios da. Por la gracia de Dios, primero debemos darnos nosotros mismos "primero a Dios y luego a" todos (2 Co 8:5). "Que cada uno dé conforme a lo que ha resuelto en su corazón, no de mala gana o por la fuerza, porque Dios ama al que da con alegría" (2 Co 9:7). En imitación de Dios, se nos da la gracia de ser grandes dadores al dar toda nuestra vida a Dios aceptando y viviendo plenamente nuestra vocación sea a la vida laica, sacerdocio, vida religiosa o vida matrimonial. Somos llamados a darnos como sacrificio para poder tener mucho más tiempo, energía y dinero para dar con generosidad.

Da de una manera trinitaria, crucificada, Eucarística, entusiasta y divina.

Oración:  Padre, daré sin medir el costo.

Promesa:  "Ustedes han oído que se dijo: "Amarás a tu prójimo" y odiarás a tu enemigo. Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores" (Mt 5:43-44).

Alabanza:  David dejó de llegar tarde a Misa y salir temprano, para pasar más tiempo de calidad con su Señor.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 3 de marzo de 2017.

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