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Domingo, 12 de marzo de 2017

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2do domingo de Cuaresma


Génesis 12:1-4
2 Timoteo 1:8-10
Salmos 33:4-5, 18-20, 22
Mateo 17:1-9

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Reflexiones Similares

¿estás a penas trabajando para el evangelio?

"Comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por Evangelio" (2 Timoteo 1:8).

Como hijo bautizado de Dios, tienes una parte de las bendiciones del evangelio (1 Co 9:23; Ef 1:3). Asimismo, tienes una parte de las dificultades que el evangelio de Cristo requiere (2 Tim 1:8).

Jesús, en Su misericordia, trae esperanza a Sus discípulos en medio de las dificultades. En el Evangelio de hoy, Jesús lleva a tres de Sus discípulos a la montaña y les permite presenciar Su brillante y gloriosa Transfiguración (Mt 17:1ss). San Pedro entendió esta dinámica terrenal entre la gloria y el sufrimiento. Él nos dijo que la felicidad espiritual de la Transfiguración de Jesús fue una luz "brillando en un lugar oscuro" para todos nosotros que soportamos las dificultades del evangelio (2 Pe 1:16-19). Pedro también las entendió como una parte normal del evangelio. Él nos dice: "y ya que Cristo sufrió en su carne, compenétrense también ustedes de esta convicción" (1 Pe 4:1).

Nuestras dificultades son pocas comparadas con las de nuestros ancestros en la fe. Abram recorrió cientos de millas a la edad de setenta y cinco años (Gn 12:1ss). María, la madre de Jesús, sufrió muchas penas. Innumerables discípulos han sido martirizados por proclamar el evangelio. La mayoría de nosotros hemos soportado ni una de las dificultades mencionados en la lista de los sufrimientos de san Pablo por el evangelio (2 Co 11:23-33). "Nuestra angustia, que es leve y pasajera" (2 Co 4:17), y el Señor nos da la fuerza diaria (2 Tim 1:8) y vistazos periódicos de Su gloria para que podemos perseverar (ver Mt 17:2).

"¡Ánimo…! –oráculo del Señor–. ¡Manos a la obra!" para difundir el evangelio (Ag 2:4). "Comparte conmigo los sufrimientos que es necesario padecer por Evangelio, animado con la fortaleza de Dios" (2 Tim 1:8).

Oración:  Padre, usa mi vida en el servicio del evangelio (Rom 15:16).

Promesa:  "Él nos salvó y nos eligió con su santo llamado" (2 Tim 1:9).

Alabanza:  ¡Alabanza al transfigurado, crucificado, resucitado y glorificado cuerpo de Jesús!

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 30 de noviembre de 2016.

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