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Viernes, 26 de junio de 2015

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Génesis 17:1, 9-10, 15-22
Salmos 128:1-5
Mateo 8:1-4

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Reflexiones Similares

cambiando nombres

"También dijo Dios a Abraham: 'A Sarai, tu esposa, no la llamarás más Sarai, sino que su nombre será Sara. Yo la bendeciré y te daré un hijo nacido de ella, al que también bendeciré. De ella suscitaré naciones, y de ella nacerán reyes de pueblos'" (Génesis 17:15-16).

Todos queremos que ciertas cosas cambien. El leproso en la lectura del Evangelio de hoy quería que Jesús lo sanara. Jesús lo tocó, y "al instante quedó purificado de su lepra" (Mt 8:3). A veces queremos que las cosas cambien, no ya desapareciendo, sino apareciendo. Por ejemplo, Abram y Sarai querían tener un hijo. Por nuestra parte queremos cambios en nuestra salud, familias, trabajos, situaciones financieras, iglesias, en la política y en el mundo.

Los cambios que deseamos son en su mayoría exteriores. Sin embargo, el cambio interior a menudo precede el cambio exterior. Un gran cambio interior se expresa por un cambio de nombres. El nombre de Abram fue cambiado a Abraham, y el nombre de Sarai a Sara. Luego fueron milagrosamente capaces de concebir un hijo. También nosotros a menudo necesitamos un cambio de nombre antes de que podamos tener cambios en nuestra salud, puestos de trabajo, familias, etc.

Recurre a Jesús. Su Nombre está por encima de todo nombre (Fil 2:9). Su nombre es el único nombre por el cual podemos ser salvados (Hch 4:12). Cuando Jesús cambia nuestros nombres, estamos realmente cambiando por dentro y por fuera. Jesús cambió Simón a Pedro (Roca), y sobre esta roca Él construyó la Iglesia (Mt 16:18). Jesús cambió Saulo en Pablo, y se convirtió de enemigo mortal de los cristianos a un misionero cristiano. Este cambio en el interior de Saulo (Pablo) resultó en el Evangelio proclamado al mundo. El nombre del juego es el cambio del nombre.

Oración:  Padre, que pueda vivir plenamente la nueva vida expresada por mi nombre en mi bautismo y en mi confirmación.

Promesa:  "¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos!" (Sal 128:1)

Alabanza:  Belinda se sintió más libre de hacer aún más actos de caridad, después de abandonar la expectativa de ser recompensada por ellos.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 10 de febrero de 2015

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