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Jueves, 12 de febrero de 2015

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Génesis 2:18-25
Salmos 128:1-5
Marcos 7:24-30

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Reflexiones Similares

acierta la pareja perfecta

"El Señor Dios dijo: 'No conviene que el hombre esté solo. Voy a hacerle una ayuda adecuada.' " (Génesis 2:18).

Dios creó una pareja adecuada para Adán, el primer hombre. Esta pareja coincidió tan perfectamente con Adán, que él pudo exclamar "¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!" (Gn 2:23). Literalmente, Eva completó la carne de Adán; ella fue creada con la parte que le faltaba al cuerpo de Adán, su costilla. Al convertirse en uno con Eva, la parte que faltaba a Adán (Gn 2:21) fue restaurada y ambos fueron un todo.

Una persona joven que ha discernido el llamado a la vocación del matrimonio debe ponderar estas palabras: "¿No tienes mujer (o esposo)? No la busques" (1 Co7:27). Dios ha creado una compañera apropiada para ti. La clave para iniciar tu vocación para el matrimonio es dejar que Dios te ponga junto a tu pareja idónea. La palabra de Dios te dice que no busques una esposa. Sólo busca continuamente servir a Dios en tu estado de vida actual y deja que Él traiga tu futura esposa a tu vida (ver Mt 6:33). Dios es extremadamente talentoso y creativo para formar parejas. Su único obstáculo es cuando no tenemos paciencia, escogemos nuestra propia esposa y no esperamos a que Él despliegue su plan perfecto.

Para los que ya están casados, si el matrimonio no es perfecto, es tentador preguntarse si se empezó antes de tiempo y te casaste con la persona equivocada. Reflexiona sobre este pasaje: "¿Estas unido a una mujer (o esposo)? No te separes de ella" (1 Co7:27). Jesús puede hacer nuevas todas las cosas (Ap 21:5). Él realizó su primer milagro en una boda cambiando lo vacío en lo pleno y hermoso, sobrepasando en mucho la calidad de lo que antes había (Jn 2:1ss). Incluso ahora, Dios puede convertirlos en una pareja adecuada.

Oración:  "Enséñame Señor a esperar" tu tiempo perfecto.

Promesa:  "¡Feliz el que teme al Señor y sigue sus caminos!" (Sal 128:1)

Alabanza:  Joan silenciosamente pidió al Señor que le diera un ramo de rosas como señal de que se debiera casar con Bill. Al siguiente día, su hermana le regalo una caja llena de rosas.

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro del equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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