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Domingo, 1 de febrero de 2015

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4to Domingo Tiempo Ordinario


Deuteronomio 18:15-20
1 Corintios 7:32-35
Salmos 95:1-2, 6-9
Marcos 1:21-28

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"Les he dicho estas cosas para el bien de ustedes, no para ponerles un obstáculo, sino para que ustedes hagan lo que es más conveniente y se entreguen totalmente al Señor" (1 Corintios 7:35).

No hay duda de que una vez aceptamos entregar nuestra vida al Señor, tendremos que aceptar algunas restricciones. Ya sea la pobreza evangélica, el celibato, una familia numerosa, un matrimonio fiel, un ministerio exigente —todas ellas nos limitarán de hacer otras cosas. En realidad, cada vez que escogemos algo, optamos por no escoger otra cosa. Un atleta exitoso, una persona de negocios o un personaje famoso acepta imponerse grandes sacrificios y limitaciones en búsqueda de la meta deseada. ¡Con cuánta más disposición debemos esforzarnos en el amor por el Señor!

Considera por un momento lo que Jesús hizo por nosotros. Dios Hijo, se reduce de un ser eterno e infinito a un cuerpo limitado y frágil. Dice la Escritura que "Él se vació a sí mismo y tomó la forma de un esclavo" (Fil 2:7). En lugar derrotar a sus verdugos y escapar victorioso de la sentencia que no merecía, Jesús acepta que el camino de su Amor por nosotros va a requerir morir clavado en una cruz. ¡Cuánta limitación para el Hijo de Dios! Por otro lado, aceptar estas limitaciones le permitió vivir con mayor libertad. De hecho, siendo Dios, Jesús fue la persona que más se limitó. Al mismo tiempo, ganó la libertad para de vencer la muerte y el tiempo resucitando de entre los muertos y subiendo al cielo. También nosotros podemos asumir las restricciones que nos presenta la vida, mientras vamos camino al día en que podamos resucitar con Él.

Oración:  Jesús, dame la libertad de comprometerme y sacrificarme.

Promesa:  "El espíritu impuro lo sacudió violentamente y dando un alarido, salió de ese hombre" (Mc 1:26).

Alabanza:  Alabemos a Jesús, quien entregó toda libertad, natural y sobrenatural, para que fuésemos libres.

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 25 de agosto de 2014

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