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Domingo, 26 de mayo de 2013

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Domingo de la Trinidad


Proverbios 8:22-31
Romanos 5:1-5
Salmo 8:4-9
Juan 16:12-15

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uno en tres, túen tres

"El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre" (Proverbios 8:22).

En el amor, Dios Padre ha engendrado, engendra y siempre engendrará a Jesús, más allá del tiempo, eternamente. Jesús es el único engendrado, el Hijo amado de Dios. Este amor eterno del Padre y el Hijo es tan real, que es el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad.

La Trinidad es tan importante para nosotros porque estamos en la Trinidad y la Trinidad está en nosotros (cf. Jn 17:23; 1 Corintios 6:19). No somos dioses, pero estamos en Dios y Él está en nosotros (cf. 1 Jn 4:16). Somos partícipes de la naturaleza divina (2 Pedro 1:4). En la Trinidad, "vivimos, nos movemos y existimos" (Hechos 17:28). La Trinidad es prácticamente más importante para nosotros que el aire.

¿Cómo podemos vivir la vida Trinitaria? ¿Cómo podemos llegar a ser la santidad misma de la Santísima Trinidad (2 Cor 5:21) y ser uno como la Trinidad es uno? (ver Jn 17:21) El Espíritu Santo nos guiará en la vida Trinitaria (cf. Jn 16:13), porque "nadie conoce los secretos de Dios, sino el Espíritu de Dios." (1 Corintios 2:11). "El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado" (Rm 5,5). En este año de la Fe, roguemos al Señor: "Ven, Espíritu Santo", para que podamos dar gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo!

Oración:  Padre, quiero vivir en tu amor (Jn 15:10), Jesús, quiero recibir tu gracia, Espíritu Santo, quiero estar en tu comunidad (ver 2 Cor 13,13).

Promesa:  "Yo estaba a su lado como un hijo querido y lo deleitaba día tras día, recreándome delante de él en todo tiempo, recreándome sobre la faz de la tierra" (Proverbios 8:30-31).

Alabanza:  "¡Alabado sea la inmortal Santísima Trinidad, la Unidad indivisa, Dios santo, Dios todopoderoso, Dios, sea adorado!"

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 19 de diciembre de 2012

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