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Domingo, 6 de octubre de 2013

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27mo Domingo T. Ordinario


Habacuc 1:2-3; 2:2-4
2 Timoteo 1:6-8, 13-14
Salmos 95: 1-2, 6-9
Lucas 17:5-10

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Reflexiones Similares

cerrando el año de la fe

"Si tuvierais fe del tamaño de una semilla de mostaza, podrías decir a este sicómoro, 'Se desarraigado y se trasplantado en el mar "y te obedecerá'" (Lucas 17:6).

El Año de Fe anunciado por el papa Benedicto XVI, el año pasado, terminará a finales del próximo mes. El Evangelio de hoy, nos dice cómo la Iglesia planteó el tema de la fe. Cuando los apóstoles le piden a Jesús que aumente su fe, Él les responde que si tuvieran la cantidad más pequeña de fe, ellos podrían ordenar a un árbol que se trasplantara en el mar (Lc 17:5-6). En otros lugares en las Escrituras, Jesús usa otras circunstancias increíbles para aumentar la fe de Pedro. Por ejemplo, le dice que baje al lago con un anzuelo y que en la boca del primer pez capturado encuentrara dos monedas (Mt 17:27). Pedro el pescador pasó su vida en el agua; pero Jesús usó algo que le era familiar para desafiar y acrecentar la fe de Pedro.

Como este Año de Fe llega a su fin, el Señor puede usar un aspecto muy familiar de tu vida para desafiar y aumentar tu fe. Con Pedro, el Señor usó el mar. ¿Qué usará contigo? ¿Hay algúna área de tu vida que te sea tan familiar que no puedas imaginar que Dios pueda hacer algo por ti? Sea tu cónyuge, hermanos, hijos, jefe, parroquia, gobierno, escuela, etc... Estas cosas te parecen tan "mundanas" que no imaginas que pueda ocurrir un cambio. Es posible que el Señor utilice alguna de estas cosas cotidianas para aumentar tu fe. "Nada es, pues, más propio para afianzar nuestra fe y nuestra esperanza que la convicción profundamente arraigada en nuestras almas de que nada es imposible para Dios" (CIC, 274).

Oración:  Señor, "aumenta nuestra fe" (Lc 17:5). Abre nuestros ojos a tu omnipotencia.

Promesa:  "El Espíritu que Dios nos ha dado no es ningún espíritu cobarde, sino Uno que nos hace fuertes, cariñosos y sabios" (2 Tim 1:7).

Alabanza:  ¡Alaben a Jesús, "la resurrección y la Vida!" (Jn 11:25). "¡Alabado sea el Señor! Yo exclamo" (Sal 18:4). ¡Aleluya!

Referencia:  (Esta enseñanza fue presentada por un miembro de nuestro equipo editorial).

Rescripto:  †Reverendísimo Joseph R. Binzer, Obispo auxiliar y Vicario general de la Arquidiócesis de Cincinnati, 5 de junio de 2013

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